jueves, 10 de marzo de 2011

Pablo "El Capi" Álvarez.

 

Un trozo de pan.
  "Oh Capitán, mi Capitán". Decir esa mítica frase a la vez que que nos subimos a los pupitres, es lo que deberíamos hacer tanto jugadores como cuerpo técnico cada vez que Pablete entra a la piscina. Porque la piscina cuando no está el Capi, es menos piscina. Cuando por fin esa masa descomunal de la naturaleza aparece en ella, trae consigo la honestidad, la nobleza, la bondad, el sacrificio y unos valores positivos muy arraigados en su grandioso corazón. Porque cuando Pablo Álvarez aparece en la piscina, me hace recordar al profesor de literatura, John Keating, y durante unos segundos en vez de ser su entrenador, me siento como si fuese cualquier Neil Perry, Knox Overstreet o Todd Anderson, sus discípulos en la majestuosa El club de los poetas muertos. Pablo es el líder espiritual del equipo. Con su fe ciega en la razón, sacrificio y compromiso, el Capi guía a sus compañeros de la manera más noble y pura que uno pueda conocer. Porque si algo caracteriza a Pablo, es su bondad y la imposibilidad de hacer daño a alguien.

  Os recomiendo ver la película que os he citado anteriormente, tanto a jóvenes como a padres. Es un canto a la libertad de uno mismo y disfrutar de la vida sin hacer daño a nadie. Carpe Diem y su mensaje de vivir el momento. Para los jóvenes os diría que por muy difícil que veáis un sueño u objetivo, nunca dejéis de luchar y creer en ello, porque por muy alto que sea ese obstáculo, ese muro, si realmente deseáis conseguirlo, lo conseguiréis. Muchas veces no importa el cuando, si no conseguirlo. Para los más mayores, los padres, dejad que vuestros hijos luchen por sus sueños y ayudádlos siempre. No caigáis en el error como he podido comprobar estos años, de dirigir y manipular la vida de vuestros hijos. Si el chaval quiere jugar a waterpolo y trabajar en una panadería, ¿por qué debe estudiar arquitectura y dejar de jugar?. Guiar al chaval con los mejores consejos no significa coartarle su libertad de expresión y de ser uno mismo.

  Carpe Diem es lo que hace Pablete cada día de su vida. Disfruta de la vida dándolo absolutamente todo en cada instante; en casa, en el vestuario, en el entrenamiento. No se queda nada para él. Todo al servicio de los demás, aunque tengo que reconocer que aún le cuesta de manera sobre humana mostrar sus sentimientos. Es demasiado tímido pero aún así, sabe transmitir en cada instante lo mejor que tiene dentro.
Durante cada temporada, soy muy dado a hacer mil terapias de grupo (lo que se diría vulgarmente entre los jugadores "qué pesado de entrenador") para poder sacar lo mejor de cada uno a nivel humano. Ya he comentado mil veces que a mi lo que me preocupa son las personas y, luego ya iremos al jugador. Invierto muchas horas en ello y es asombroso cuando entras dentro de la persona y logras ganar su confianza total. Y en Pablo ha sido increíble descubrir como alguien puede ser tan bueno.

Su generación del 85. Él siempre al lado de la comida.

  Conocí a Pablo hace ya diez años, cuando él a pesar de sus quince años ya era igual de grande que lo es ahora. En los dos primeros años gracias a su timidez sólo le oí decir "jaja", "grrrr" y "hola". Ocho años después el niño ha crecido y ya dice hasta "¿Qué pasa?". Cada x tiempo cuando alguna radio o programa de televisión nos llama para hacer un reportaje, el Capi siempre me dice "¿Pero por qué me haces esto? Si sabes que no me gusta hablar". Y yo le digo "por eso mismo,jeje". Pablo es la imagen del jugador total que cualquier club quiere tener y logra transmitir nuestros valores a todo el mundo. Es por ello que le "obligo" a ir a esas entrevistas.

  Como jugador es lo mejor. Puntual, muy puntual. Disciplinado, muy disciplinado. Siempre a muerte, sin excusas. para ser un tío tan corpulento tiene un nado, una velocidad y unos movimientos increíbles. Es fuerte como pocos. Es el jugador total.
Pablo inmerecidamente nunca jugó ni un minuto en los dos años que estuvimos en Primera antes de subir a División de Honor. Luego, con diversos entrenadores de prestigio sólo jugaba y muy poco, para cargarse de exclusiones. Triste bagaje para un jugador espectacular. En la fuga con la desaparición del antiguo Valencia, Pablo no quería continuar, normal. Estaba muy quemado y me costó muchísimo convencerle para que se quedar en el nuevo proyecto y confiara en mi. Le dije que se lo iba a dar todo y que si me hacía caso, se convertiría en un jugador excepcional. Artífice de la liga ganada en Segunda División. Pablo es ante todo defensor de boya y no teníamos boyas convincentes ese año. Marcadores sólo uno, Pablo. Difícil dilema. Así que Pablo las primeras dos partes y media de boya (ocho exclusiones sacaba por partido de media), y la última parte y media de defensor. Hala, 32 minutos sin descanso y no te quejes,jeje. ¡Espectacular!
El año pasado aún mejor, siendo clave en el segundo puesto de liga en primera. Pero ahora al revés, más tiempo de defensor que de boya. ¡Espectacular!. Y este año vueltas a las andadas, como en segunda,jeje.


Jugó con los mejores....y también con Pedrito y Cuenca.

  Lo más excepcional de todo no es lo gran jugador que se ha convertido Pablete. Él sabe más que nadie lo mucho que he invertido en él estos cuatro años en todos los sentidos. Lo más excepcional es que siempre ha superado cualquier inconveniente para jugar y ayudar al equipo. Tanto en las derrotas y cuando ya no había nada que hacer en la liga (costillas rotas, la mano derecha sin poder coger un balón durante semanas, fiebre,etc), hasta cuando nos jugábamos una liga. Pablo tiene una enfermedad importante, padece epilepsia y constantemente los médicos le han desaconsejado dejar el deporte de alto nivel. Una de las causas por la que nunca nos acompaña a Canarias, es porque tiene prohibido volar. Hasta hace poco tenía prohibido también conducir. Además hay que contar con el aspecto emocional y todos sabemos que es más duro este aspecto que lo físico en si en muchas cosas.
Lejos de esto, Pablo lo está superando con mucha fuerza y mucha convicción. Quizás dentro de poco hasta lo veamos cogerse una avioneta rumbo a las Maldivas.

  Tengo una anécdota simpática con el Capi en los primeros dos años en Primera y Segunda. Todos sabemos que delgado, delgado no está, jeje. Más bien, como puedo decirlo....hinchadito,jeje. Le encanta el chocolate...mucho. Así que durante todos los viajes que hacíamos en autocar esos primeros años, como persona muy inteligente que es (no olvidemos que está licenciado en Empresariales y ADE) y a sabiendas que a mi me encanta también el chocolate, pero el blanco en este caso,y que le tenía prohibido a él comer chocolatinas en los viajes, cada vez que se compraba él una, me venía sigilosamente por la espalda y me daba a mi una chocolatina blanca,jeje. Y así me tenía siempre contento. Desgraciadamente, desde el año pasado ya ha dejado de obsequiarme con ese detalle, aunque él sigue comiéndose su chocolatina a escondidas. Ya se sabe, los hijos olvidan muy rápido lo que los papás han hecho por ellos,jeje.

Todos de mayor quieren ser como Pablo.

  A Pablete, si el club le trata como se merece, aún le quedan cinco años de buen waterpolo y cuando se retire, el gorro número 6 habrá que retirarlo para siempre. Nunca habrá ningún jugador mejor que él en este equipo. Nunca. Por cierto, el Capi ha perfeccionado el estilo de espalda con corchera. Tengo claro que en su honor, si de verdad se construye la nueva piscina, la corchera situada entre las calles 4 y 5 se llamará Corchera El Capi.

  Para acabar, es por gente como Pablo por la que yo hago esta serie de homenajes. Y con Pablo más aún. Pablete dentro de unos años conseguirá un buen trabajo, se casará y tendrá hijos. Irremediablemente poco a poco irá dejando de jugar como todo el mundo. Su carácter generoso y humilde le impedirá decirle a nadie, ni siquiera a su mujer e hijos que un día fue un magnífico jugador de waterpolo, y que fue el santo y seña del Waterpolo Turia durante muchos años. Pero lo más importante es que el Gran Capitán fue (y será) una persona muy querida dentro y fuera del vestuario. Un ejemplo a seguir. Yo no sólo escribo esto por él, que es así, sino porque dentro de algunos años, Pablete/a junior querrá conocer quien fue su padre y que hizo o a qué jugó. Y una parte de su padre lo podrá encontrar en este blog. Gracias a internet y a lo que se descubra en un futuro, tenemos la suerte de conocer más a nuestra gente.

  Te mereces todo Pablete....¡¡hasta las chocolatinas!!

 

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