martes, 6 de junio de 2017

Una curiosa anécdota de Alberto Munarriz...y un poquito de Emilio Bautista.

   No seré yo quién vaya a descubrir ahora a Alberto Munarriz. Que es un chico excepcional y un jugador top, lo sabemos aquí, en China, en Sebastopol, en el Serengueti y hasta en las tierras imperecederas de los Gandalf y compañía. Qué gran trabajo hicieron en Alberto sus padres, su familia, sus amigos, su club de origen (Wp Navarra), el actual (Barceloneta), la selección (el protagonismo que se le dio), y sobre todo, que bien se ha trabajado él mismo para ser tan grande como es en todos los sentidos. 

   Es por ello que únicamente quiero contar una pequeña y curiosa anécdota que viví con él en el verano del 2011, cuando él como jugador y yo como segundo entrenador, coincidimos en la selección juvenil para preparar el Campeonato de Europa en Rijeka (Croacia). 

La imagen puede contener: una persona
Un crack (también recibiendo golpes, jaja). Foto de Pilar Silvestre (espero que no te importe. Muy chula como siempre. Gracias!!)

   Lo vi por primera vez cuando lo fui a recoger al aeropuerto (llegó el último a la concentración ya que venía de finalizar su año académico en USA) y llegaba acompañado de una fuerte cojera y una muleta (por culpa de la cadera). Le comenté que sus compañeros estaban fuertes y él me contestó que no llegaba en su mejor momento (algo obvio al verlo andar, jaja), ya que lo mucho que había jugado en USA eran partidos de feria de solteros contra casados (liga de institutos). Además desde el seno de la selección había dudas acerca de su rendimiento, y si podría llegar en forma al Europeo. Alberto puso todo su empeño desde el primer día para ponerse al nivel de sus compañeros, y los muchos partidos de entrenamiento (contra la sele junior del 91 que estaba preparando su Campeonato del Mundo) sirvieron para que no tardase en adaptarse cuanto antes. Sin embargo y a pesar de jugar en una posición donde se le daba muchos balones, la boya, Alberto no le metía ni un gol ni al arco iris. Os aseguro que no había entrenamiento donde no se girara mínimo una docena de veces. Tanto fallo ante el gol empezó a poner un poco nerviosos a Emilio Bautista, el head coach, a sus compañeros y hasta al cocinero del CAR. Si a esto le añadimos que el pobre Alberto empezaba a deprimirse un poquito ante tanto infortunio, me decidí (me propuse cuidar y mimar a cada jugador del equipo como si fueran mis hijos) darle un fuerte impulso y confianza ante todo el grupo, y comencé a llamarle "killer". Si había que hacer series de chuts le decía "grande killer" o "este el killer del equipo". En el partido y aunque seguía errando, yo insistía con "eres un killer, no lo olvides" y cosas por el estilo. Alberto poco a poco fue cogiendo más confianza y a pesar que los "cachondos" de sus compañeros (los Bustos, Barroso, Larumbe, etc) se partían la "caja" cada vez que yo le decía "killer" a Alberto, que seguía aún fallando de cara a puerta (aunque cada vez menos), él no cejaba en su empeño para cambiar el destino de sus lanzamientos. 
Y llegamos al Europeo de Rijeka. Alberto llegó fisícamente a tope al igual que el resto del equipo. Ocupó la posición titular de boya jugando más de tres cuartos por partido. Provocó mil y una exclusiones a favor. Defendió como un espartano. Nado lo imposible pero gol lo que se dice gol, poco. De hecho y a pesar de como digo, haber hecho un trabajo excepcional (al igual que el resto del equipo) sólo metió un gol en seis partidos. Y ese único gol fue ante la potente Bielorrusia en la primera fase del torneo, jaja. Pero todo cambió el 18 de septiembre de 2011, fecha del último partido del Europeo, donde nos jugábamos la medalla de bronce ante una favorita Grecia, que nos había ganado ya dos veces con solvencia, una en este mismo torneo (fase de grupos) y otra en el torneo anterior en Italia. Y una vez más Alberto estuvo de 10 durante los primeros 30 minutos de partido, aunque una vez más sin marcar un gol. Con un esfuerzo brutal el equipo llegó a los últimos dos minutos y 10 segundos del partido con una ventaja mínima de 7-6 y una defensa más salvada. Lejos de intentar hacer un ataque largo, Bustos y Munarriz salen como una flecha hacía el contraataque, y el primero de ellos nada más recibir del portero Chico, le pasa rápidamente el balón a Munarriz que se encuentra en 5 metros del ataque. Quedan muchos segundos por jugar y Alberto recibe falta. La lógica decía muchas cosas en ese instante (17" por jugar aún, ganamos 7-6 y quedan sólo 1´53" para conseguir un bronce espectacular, Alberto no sólo es boya en esos momentos si no que además lleva un gol en todo el torneo, etc), pero no se sabe a ciencia cierta que demonios pasó por la cabeza de este mozo del norte, cuando Alberto cogió la pelota, se levantó como ahora bien nos tiene acostumbrados (por los coj....) y soltó un "tomahawk" impresionante que reventó la escuadra derecha y se coló dentro de la portería. El equipo alucinó, Alberto sonrió como siempre hace, a mi se me caían las lágrimas, y el bueno de Emilio Bautista nada más ver el gol se giró y me dijo "¡el killer!". Sin duda alguna uno de los mejores momentos de mi vida. 

  Quiero aprovechar este anécdota sobre Munarriz con una deferencia sobre Emilio Bautista, ahora que se le ha puesto en duda en relación a lo sucedido en el Campeonato de España infantil por territoriales. Emilio es un crack. Una persona maravillosa a la que yo sólo puedo estarle muy agradecida. Compartimos 58 días juntos (en los tiempos dónde sí se trabajaba como Dios manda en las selecciones inferiores, en relación a la semana express que se suele hacer ahora para preparar los campeonatos. Por favor no confundir estas palabras). Congeníamos muy bien y sólo su poco gusto fútbolero no le hace llegar a la excelencia. Pero lo mejor es su humanidad y generosidad. Me explico: Al poco de finalizar el Europeo, hubo en el hotel Colón un composio/conferencia/reunión con técnicos nacionales, donde el director técnico de la española, Rafa Aguilar (muy agradecido a él por la oportunidad que me dio. Al César lo que es del César), estaba presente. Bien, en un momento dado a punto de acabar la intervención de Emilio, puso un pequeño vídeo donde salía la jugada y gol de Munarriz ante Grecia, y contó mi historia con el "killer" y me felicitó y dio las gracias por ello (por el trabajo psicológico y de apoyo realizado). No tenía porque hacerlo ni ganaba nada con ello, pero me emocioné. Y lo hizo delante de todos. El mérito de aquella medalla de bronce fue exclusivamente suyo y de un grupo de jugadores maravillosos. Yo como segundo de abordo, intenté sumar en cada segundo. ¡Gracias Emilio!

  Años después hemos podido vivir un Alberto Munarriz espectacular, acaparador de todos los títulos colectivos e individuales, y sobre todo, un chico 10. Un chico que demostró que cuando uno tiene confianza en uno mismo, las metas siempre son más fáciles de cumplirse.¡Grande Alberto!. 


Pd; Me gustaría hablar más adelante sobre lo que pienso de la salida de una leyenda como Nani Guiu del Sabadell. 

Pd II; Ídem del primer año perdido después de las elecciones, donde el waterpolo ha vuelto a estar desaparecido. ¿Streaming para ver las finales de las ligas? ¿Nada de teledeporte? ¿Quién ve el streaming si no es un enfermo del waterpolo? ¿Los partidos en el exterior de la Barceloneta en champions no se pueden dar en abierto tampoco? ¿La final six tampoco? ¿Esto es visibilidad?

Pd III; Ídem del equivocado concepto de cantera que se está dando a marchas forzadas. Yo amo la cantera. La cantera es esencial. Llevo trabajando con ella toda la vida. No mover mercado lleva a un estancamiento de nivel. El waterpolo cada vez más lúdico se está comiendo al waterpolo competitivo. Si no hay dinero no te aburgueses (entrenadores y directores deportivos) y revélate.