miércoles, 12 de enero de 2011

Don Salvador "Chava" Gómez, la leyenda.

Recuerdo con nostalgia mis ídolos de la infancia. Uno de ellos era el equipo de baloncesto del Barça de aquellos tiempos (Epi, Sibilio, Solozabal y el gran "Atomic Dog" Audie Norris).  Dirigidos por Aíto García Reneses, ese equipazo daba espectáculo allá por donde iba. Al menos hasta que un día se encontraron con aquellos jovencitos balcánicos de la Jugoplastica de Split, comandados por el grandioso Toni Kukoc. Hasta tres final four ganaron los balcánicos en detrimento de aquel maravilloso Barça. Ese equipo y Pelé, fueron mis primeros ídolos. A Pelé evidentemente nunca le vi jugar en directo, pero como comenté en el post de presentación, el futbol me encantaba y la selección brasileña de fútbol me fascinaba. Siempre al ritmo del buen juego y claro, Pelé era el mejor de todos los brasileños. Aún guardo en una vieja caja muchas cintas VHS de películas, goles y partidos de Edson Arantes Do Nascimento, Pelé.

Todo cambió en aquellas gélidas madrugadas de primeros de enero de 1991. Se estaba jugando el Mundial de Waterpolo en Perth, Australia. Recuerdo tirarme todas las madrugadas que duró el Mundial sin dormir, esperando los partidos por la 2. España perdió la final por uno ante Yugoslavia y Chava lanzó fuera un revés casi al final del partido, que bien pudo significar el empate. Esa noche perdieron pero aquellos jugadores ascendieron al Olimpo de mis ídolos. Alucinaba con todos los jugadores pero especialmente con Manel, Chava y Jesús. Disfruté con absoluta pasión durante siete años más con aquella brillante generación que culminaría en el 96 con la Olimpiada y en el 98 con el Mundial.  Por entonces yo me encontraba jugando todavía en Horta (Barcelona) y soñaba poder jugar algún día al lado de alguno de esos monstruos. Quería saber de cerca el porqué de su grandeza y como uno llegaba a ser un número uno.

En septiembre del 2003 se cumplió mi sueño, Chava venía a jugar a Valencia y por fin íba a poder jugar con un número uno. Yo siempre he tenido a Chava como uno de los tres jugadores,sin contar a Jesús, más grandes que nos ha dado nuestro deporte.


Con Chava he tenido la suerte de compartir cuatro fantásticos años y he podido ver de primera mano como se llega a ser tan grande. Evidentemente que las condiciones físicas que tiene para este deporte son casi perfectas (puede dar gracias a SAN ELEGIR BIEN EL DEPORTE de haber hecho waterpolo, porque el que le haya visto jugar a fútbol o a baloncesto, sabrá de que hablo). Don Salvador para los más jóvenes cumple a la perfección el decálogo del excelente jugador: Siempre puntual, disciplinado, sacrificado, ambicioso y respetuoso. Chava siempre ha sido el primero en tirarse al agua y el primero en tirar las series, cuanto más duras, mejor. Siempre a tope, sin dosificarse. Ha sido un líder en el agua, siempre aceptando el rol que le exigía el entrenador. Nunca le vi anteponer su éxito personal antes que el éxito colectivo. Era una delicia ver a Chava jugar los partidos pero para mí, la esencia la daba en los entrenamientos. Y es aquí una de mis máximas que intento transmitir a mis jugadores. Se juega como se entrena. Ver a Don Salvador lanzar en las series de balón y observar como Dani Sullá (un fenómeno para mí y muchos en la portería) no le paraba ninguna, era espectacular. Y así durante cuatro años donde siempre cumplió hasta el final.

Me encanta poner a Chava como ejemplo para mis jugadores. Siempre les digo "¿quieres ser un gran jugador? Pues escucha lo que te voy a contar de Chava".
Ahora que soy entrenador y un  loco de la perfección en todos los ámbitos de nuestro deporte, quiero destacar que Chava me ha dejado un legado maravilloso que ni él sabe de qué estoy hablando. Me refiero al enorme repertorio de acabados que puede llegar a realizar un boya. No he visto nunca a ningún boya en veinte años con tanta técnica ni precisión en sus ejecuciones. Así que gracias a él mi trabajo con mis boyas es mucho más fácil.

De Chava guardo una anécdota para mi muy divertida durante la temporada 2003-04 creo recordar. Jugábamos en Martianez. A mi personalmente nunca me ha gustado jugar en esa piscina (resalto que espero y deseo que los canarios sigan durante muchísimos años con los mejores. Se lo merecen. Especialmente por Juanpa) . Siempre hace frío, hay viento y el agua está helada. Y yo con el frío no puedo, me mata. Es el típico partido que o entras enseguida en la rotación del entrenador o muy mal lo tienes. No recuerdo haber hecho un partido digno allí en mi vida, y el de ese año no iba a ser la excepción. Ataca Martianez para empatar al principio de la última parte. Yo me encuentro, como no, en el banquillo muerto de frío con un albornoz por encima. A mi derecha Valero y Ayas (dos compañeros por entonces del equipo). A la derecha de Ayas, el segundo entrenador, Vitaliy, y a la derecha de este, Colet, por entonces el entrenador. Nos jugábamos mucho en ese partido. Acto seguido excluyen a Chava y este se dirige a la zona de exclusión por detrás de la portería defendida por Dani Sullá. Hasta ahí todo normal. ¿Recordáis las enormes redes situadas detrás de las porterías para que no se vaya el balón lejos? Llegan casi hasta el fondo de la piscina y son una trampa mortal. Y sino preguntárselo a Chava. Empieza a mover el hombre de más, Martianez, a la vez que Chava se enreda con la red. Martianez mueve y mueve el balón cada vez más rápido. Chava cada vez se va enredando más y más. Alberto pasando del partido, ve a Chava y nos avisa a Valero y a mi y nos empezamos a reír a escondidas. Martianez lanza y al palo pero recogen el rebote, la mesa levanta la banderilla azul pero Chava no es que no salga, directamente aún no está ni en la zona de exclusión. Sigue a lo suyo con la red, cada vez parece más un atún que un jugador de waterpolo (algún día os contaré la maravillosa historia de un segundo entrenador de waterpolo, que compagína nuestro maravilloso deporte con la caza al atún en verano, con una pequeña barca y un punzón...algún día). Vuelve a lanzar Martianez una y otra vez, ambos lanzamientos bien parados por Dani Sullá, pero de nuevo el rebote para los canarios. Colet se vuelve loco y empieza a chillar "¡¿pero dónde está Chava, dónde está Chava?!. Así tres o cuatro veces. En el agua Sullá se vuelve loco porque no entiende nada. Ve que la mesa ha levantado hace rato la bandera pero la defensa hace aguas. Valero, Alberto y yo, ya no aguantamos más y empezamos a llorar de risas a carcajadas. Vitaliy empieza a insultarnos a los tres, Colet a punto de un ataque de ansiedad y Chava, cincuenta segundos después de su exclusión, logra aparecer por la zona de reentrada. Un segundo antes, Martianez al cuarto lanzamiento logra el gol. Empate. Al final ganamos. Bueno, Chava metió dos goles al final que nos dió un triunfo sufrido. Yo no jugué ya en ese cuarto. Estuve hasta media hora después del partido, sin parar de reírme. Chava que es un crack de los pies a la cabeza se partió de la risa con nosotros en las duchas. Un tío que sabe reirse de uno mismo, no tiene precio. Cualquier otro crack nos hubiera mandado a paseo.

Chava fue una leyenda como jugador, ahora intenta lograr lo mismo como entrenador. Si es capaz de lograr una décima parte solo de lo que fue como jugador, podríamos estar hablando del próximo Ratko Rudic.

Lo dicho, fue un verdadero placer jugar y compartir experiencias con el mejor, con Don Salvador "Chava" Gómez.


3 comentarios:

  1. Ruben ... cada dia te admiro más ...
    gran post y gran persona a quien le dedicas esta entrada. Coincido en todo sobre Chava. Aunque yo no tube la suerte de jugar con él, pero si contra el en mi breve pero intensa experiencia de 1ª división (evidentemente contigo como compañero).
    Sigue adelante con el equipo Mr perfección
    saludos desde belgica
    marc

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  2. Felicitaciones Rubén, cada vez me gusta más el blog. Buenísima la calidad de las entradas.

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  3. jajajaja yo tambien lo recuerdo con una buena sonrisa en la cara...

    ¡que te has dejado a gente que compartia banquillo con vos!

    Gran post! eres un crack!

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