jueves, 20 de enero de 2011

Albert Salvatierra, o simplemente, "Chichi".




Otro sueño, jugar contra Estiarte.
Podría hablar de Salvatierra (me encanta como suena este apellido) horas y horas, y seguramente este post no tendría nunca fin, así que intentaré minimizarlo al máximo aunque será difícil dado el enorme cariño que tengo hacía este gran amigo, al que igual le llamo Albert, Salvatierra o "Chichi".

  Sin duda con Salvatierra he tenido el privilegio de compartir dos años maravillosos, tanto deportiva como personalmente. A nivel deportivo porque los dos cumplimos a la vez el sueño de debutar en División de Honor. Fue con el Poble Nou. A nivel personal porque aparte de la gran compenetración que teníamos el uno con el otro en el agua, fuera de ella iniciamos una relación de amistad enorme. Pasamos muchas horas juntos en aquellos dos años llenas de experiencias y anécdotas. Más tarde nuestros caminos se separaron, pero once años después de haber jugado juntos por última vez, puedo afirmar que nuestra relación sigue siendo igual o más fuerte que entonces.   Conozco a Albert desde que jugábamos en infantiles ya que él es del 77´ y yo del 78´. En esa época él ya era igual de grande que ahora y yo un enano insignificante de metro y medio. Raro era el año que Horta y Premià no coincidiéramos en el mismo grupo y además en el de arriba. La generación 77´78´ en Horta (David León, Juanba Álvarez, Raúl García, Toni Puig, Dani García (79´) y yo)  dio para muchos años de buen waterpolo y por ende poder luchar con los mejores. Lo mismo de la mejor generación que ha dado nunca Premià, 77´78´ y que tantas tardes de gloria dio (Albert Salvatierra, Edu Arias, Albert Llistar y su hermano Carles). Y así fue, desde infantiles hasta el primer equipo. Salvatierra era la clave de aquel equipo, sin duda. Era un boya espectacular. Jugador duro pero muy inteligente y técnico. Seguramente con la finalización en la boya más rápida que yo recuerde nunca en este país. Su revés era demoledor. Y durante toda la vida "Chichi" fue todo un goleador, mientras le dejaron jugar en su posición natural. Más de 50 goles por temporada en Primera División siendo ya juvenil pequeño hasta que dio el alto a la máxima división.

La mejor generación de Premià.

  Albert sólo tuvo un pequeño inconveniente con el waterpolo toda su vida, había que nadar y en División de Honor, más. Seguramente si hubiese escogido balonmano en vez de waterpolo, hubiese triunfado más en el mundo del deporte. Hubiese sido un pivote a lo Rolando Urios, sólo atacaría y al perder el balón, alguien le cambiaría para evitarle defender y correr más.
Recuerdo un lunes por la mañana en nuestro primer año en Poble Nou, que tocaba nadar 4x400 (bueno, todas las mañanas de todos los lunes, de todas las semanas, de todos lo meses, teníamos esas famosas series) con salida cada 6´ y llegada a menos de 5´, todos los jugadores menos uno que no estaba obligado. ¿Sabéis quién? jeje. Albert solía hacer sufriendo sus mejores tiempos en estas series en 5´45" cuando estaba en Premià. Sabiendo que en División de Honor había que apretar más, en Poble Nou bajó hasta unos "formidables" 5´20". Ignacio Lobera "Lobo", compañero nuestro por entonces, bautizó días antes a Salvatierra de manera cariñosa como Mel "Hamburguesa" Thurpin, aquel extraordinario jugador americano  que jugó en los mejores años del CAI Zaragoza de baloncesto, que tenía por contrato no pesar nunca más de 135kgs o se le podía rescindir el contrato de manera unilateral por parte del club. Albert evidentemente nunca pesó tanto pero no le hacía mucha gracia ese apelativo, así que ese día, justo segundos después que "Lobo" le llamase de esa manera delante de todo el equipo (aclaro que "Lobo" y Albert se llevaban y se llevan de lujo), me miró y me dijo, "se va a enterar este ahora". Dani Esforzado que estaba también en nuestro equipo, le dijo "Chichi, tú a lo tuyo" a lo que Albert contestó de nuevo, "no,no, se va a enterar". Quedaba sólo 10" para empezar la primera serie y "Lobo", Esforzado y yo, ya nos estábamos muriendo de risa. Uno detrás de otro ibamos llegando a la pared al acabar la primera serie, todos por debajo de 5´ y de repente oímos a Xavi Julià decir "¡¡Chichiiii, 5 minutos, increíble!!". Aplausos, vítores y elogios, todo para Albert que no sonrió ni hizo mueca alguna de felicidad. Julià le preguntó acto seguido "Chichi, ¿estás bien?", a lo que Salvatierra contestó "Estoy fuerte". En ese instante miré a Salvatierra y sólo vi una cara desencajada como hacía años que no veía a nadie. Estaba claro que en la segunda serie lo iba a pasar realmente mal. Tanto, que sólo duró una piscina más, 25 metros. Salió como pudo del agua, se tumbó en el suelo y así estuvo media hora con su famoso ventolín como único aliado. Creo que en la vida he bebido tanta agua como tragué aquel día, de las risas que me pegué gracias a Chichi. Ese día Chichi aprendió una gran lección. No retar nunca a un veterano curtido en mil batallas porque se las saben todas para pasar un buen rato.

  A los dos años Salvatierra se enfrascó en la aventura alemana enrolándose en las filas del Eslinggen de la máxima división, donde antes había estado Garay y Javi Zabalza. Estuvo dos años donde disfrutó de otro waterpolo, otra cultura y aprendió otro idioma. De esta aventura quiero remarcar un dato que creo que nadie conoce y que él, porque le conozco bien, nunca contará, ya que ante todo es humilde por naturaleza.
Su primer partido fue el derbi local, contra el Cannstatt, tercer mejor equipo por entonces en Alemania, ante la friolera de 800 personas (lo que suele haber en nuestro país, en cada piscina de cada jornada). Empataron a ocho y nuestro amigo metió cuatro goles, pero lo mejor es que fue elegido el MVP de aquel partido. No lo digo yo ni siquiera él, lo dijo la crónica en su día de la web WATERPOLOWORLD.
Después de Alemania, a Larraina y finalmente a Mataró antes de volver y acabar en Premià, cuyo último partido suyo coincidió con nuestro ascenso a la Primera División. Si es que "Chichi" siempre está en mis buenos momentos,jeje.

  Albert y yo nos contábamos todo y aprendíamos cosas el uno del otro. Él es de pueblo, yo de ciudad, somos dos polos opuestos que se entendían a la perfección y, esa unión alcanzaba cotas pirenaicas del viernes por la mañana hasta el sábado por la noche. Viernes mañana entrenamiento, luego comida en el Miguelo "el XIKI" (pedazo de hombre al que le haré un post como se merece), merienda también ahí o siesta en casa de Carlos Bellón, y a la charla de Gasch, típica del viernes para preparar el partido (anda que no nos hemos reído con esas charlas). Partido el sábado por la tarde y cenita. Luego, Trocito y a veces, Back Fire,jeje. Y como no, rematando todo ello con los suculentos bikinis (de jamón y queso) con Dani Orts en la churrería de la estación de Sants.  ¡¡Qué tiempos!! ¡Deberíamos recuperar alguna noche de aquellas!
Por cierto, yo solía peinarme con gomina siempre antes de ir a cenar y Salvatierra lo primero que siempre hacía, era decirme "¡¡Rubéeen!!" y despeinarme. Es lo que tiene ser de pueblo, tienen estas cosas.


  Finalizo con las dos cosas que me enseñó con fervor, mi gran amigo. La primera es que el equipo siempre está por delante del yo. Uno no es mejor por meter más goles que nadie si luego el equipo no gana. Te agradezco un montón esa insistencia conmigo. La otra, más divertida, "Chichi" me enseñó como ir al lavabo sin tener que atravesar una marabunda de gente, pero eso ya es otra historia.


Sentando cátedra desde los banquillos.

Pd: Si todo va bien, en julio volveré a ser tío, esta vez por parte de mi hermana. Otro chico para la familia y compañero de juegos de Hugo. No saben si ponerle Rubén Darío o Darío Rubén. En todo caso, todo un detallazo por su parte. Es broma, Eric me gusta mucho más.

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