lunes, 18 de abril de 2011

Resumen de Jaén.

  Increíble, fantástico, espectacular, soberbio, maravilloso, único .... No tengo palabras para resumir una experiencia tan gratificante como agotadora, esta última sobre todo para los chavales.

  Antes de todo, quiero dar públicamente las gracias al Sr. Decano de la Universidad Politécnica de Valencia, por no permitir a Vicente Furió asistir al Campeonato de España Territorial Infantil, poniéndole a última hora exámenes y tutorías para con ellos poder obtener la licenciatura este mismo año. De no haber sido así, mi asistencia a dicho torneo hubiese sido testimonial con una única presencia el último día del campeonato, el domingo. Por una vez en esta temporada los astros que debían haberse alineado el día del Cataluña, se pusieron de acuerdo y me facilitaron esta gran oportunidad, que no por haberla vivido ya seis años era exenta de gran ilusión por mi parte. Eso y la enorme generosidad de mi presidente en el Turia, Ignacio Furió, permitiéndome acudir con todo su apoyo. Gracias presi.

Muchas gracias, jeje.

  No voy a profundizar mucho en los resultados obtenidos, ya que considero que no es lo más importante a estas edades. Una vez más conseguimos un quinto puesto con todo merecimiento y estuvimos a punto de colarnos en semifinales. Lo mejor sin duda, la excelente defensa de todo el equipo en todo en el torneo. Para mi y para otros muchos, la mejor defensa del campeonato. Pero repito, los resultados a estas edades no deben ser tenidos en cuenta, si no el trabajo realizado desde la máxima objetividad y honestidad. Y en este caso, todas las territoriales deben de sentirse tremendamente orgullosas de sus técnicos y jugadores.
Mención especial para la selección de Euskadi con un trabajo bárbaro por parte de todos sus integrantes. Sólo un calendario tan exigente como el que tuvieron, no le han permitido estar más arriba. Desde aquí, un abrazo enorme porque la mejora que yo pude observar fue muy alta.

  Respecto a nuestra delegación, no puedo estar más que orgulloso de todos. Liderando la expedición el alma máter del waterpolo valenciano, Enrique Benedí, que con su paciencia y experiencia, estuvo en todo momento facilitándonos todas las comodidades posibles y siempre muy atento con los chavales. Como segundo entrenador (Fury, no nos olvidamos de ti ni un solo instante y, gran parte del éxito de la expedición también es tuyo) Carlos Ndongo, que con sus acertadas decisiones en momentos claves de los partidos, todo resulta mucho más fácil para un servidor a la hora de llevar los partidos. A estas decisiones hay que añadir lo bien que sabe gestionar al grupo. Y como segundo entrenador adjunto, Fran Ortuño, que a pesar de ser su primera gran experiencia en este bello deporte del waterpolo, sus precisos análisis de los rivales a los que nos íbamos enfrentando sucesivamente, aún me facilitan mucho más todo. Eso y el grandísimo toque de buena persona que tiene como virtud.
Y ahora llegamos a los auténticos protagonistas de nuestra delegación; nuestros catorce pequeños "grandes" jugadores; Girona, Tébar, Bausá grande, Bausá pequeño, Salva, Bainat, Rión, Cremades, Ruíz, Miró, Soler, Rubio, Piera y Amat. Excelentes fuera y dentro del agua. Disciplinados pero pícaros, serios pero divertidos. En definitiva, perfectos. Fue muy bonito observar la perfecta interacción y cohesión entre ellos.
Por cierto, para mi, el mejor jugador del torneo y de largo fue Toni Rubio. Se los comió a todos. El premio se lo dieron a Bustos, un jugador formidable sin lugar a dudas. Lo que más me sorprende de todo es que a nuestra delegación no les dijeron nada sobre votar a este o al otro. Lo dejaremos como un incidente curioso.
Y no me olvido por supuesto de nuestros incondicionales, los padres de los chavales. Otro diez. Chapeau por ellos.

Foto para el recuerdo. Gran equipo.


  Otra parte que me encantó fue la pasión, amor e intensidad de todos los entrenadores de las diferentes territoriales, para con sus chavales. Disfruté viendo como disfrutaban. Para todos ellos un diez sin peros. Dieron lo mejor y eso los directivos de las territoriales no pueden juzgarlo. Repito, los resultados a estas edades carecen de valor. La formación sí es lo más importante.
Y hablando de entrenadores, volver a enfrentarme a ellos cuando hace unos años, hacíamos lo mismo pero como jugadores, no tiene precio; los Salvatierra, Samu, Carlos, Ferrán, se están convirtiendo en grandes entrenadores. Cuanto me alegro. Sin olvidar a mis buenos amigos, Ricardo, Isusko, Sergi, Murillo, Aguilera y Ríos, Jordi y Alfonso.

  Y finalizo como siempre con los árbitros.... en vaya lío se meten cuando vienen a estos campeonatos. No tienen nada que ganar y mucho que perder. No es justo que sólo pite un arbitro por partido. Si arbitrar es difícil, si encima estás tú solo... Acertaron y se equívocaron para todos en partes iguales. Nada que objetar.

Pd I; Esta dedicada a aquellos que les gusta las Pd,jeje.

Pd II; Nuestro Turia b consiguió por cuarto año consecutivo la liga de la Comunidad ante un buen finalista, el Elche. Gran trabajo, amigo Sergio, gran trabajo. Felicidades a ti y a tus chicos.

Pd III; Que diantres le habremos hecho nosotros a la Barceloneta. Nos ha metido 52 goles en dos partidos. Ya llegará nuestra hora, ya llegará, jeje.

 

viernes, 8 de abril de 2011

Tomás Fernández, mi maestro.

  A lo largo de mi vida de jugador he tenido mucho entrenadores. Entrenadores de todos los perfiles. De todo ellos he aprendido mucho, tanto de lo que hay como de lo que no hay que hacer. Sea como fuere, sólo puedo sacar conclusiones tremendamente positivas de todos ellos.

  De pequeño y durante mi adolescencia, tuve la suerte de haberme criado deportivamente hablando, en la U.E.Horta. Un club con historia pero siempre con la humildad y trabajo como bandera. En él siempre me encontré grandes entrenadores, sobre todo a nivel humano. Desde Quim Canet, Antonio Peña, Carlos Plá, Suso Cabrera, hasta Tomás Fernández. De los primeros guardo sobre todo sus primeras palabras de cariño y apoyo en mis inicios, allá por el año 1986-87. De los dos últimos obtengo lo mejor que puede desear un joven jugador, especialmente del último, de Tomás.

  Para mi, Tomás representa la persona más influyente aparte de mi familia. Primero lo tuve en algunos momentos como entrenador de natación, cuando en Horta era obligatorio compaginar hasta los catorce años, la natación y el waterpolo. Luego y durante tres años, de los quince a los dieciocho pude disfrutar de él sólo en el waterpolo.

Equipo absoluto. Generación 77-78-79.

  Que importante es para una persona joven, poder encontrar a alguien que te ofrezca algo más que el simple hecho de aprender algo. Los padres son vitales para el desarrollo de la persona, pero no es menos cierto que todo adolescente necesita alguien más en su vida que le guie y le aconseje. Hoy en día, a la mayoría de entrenadores sólo les importa la victoria y la manera de conseguirla. Se olvidan de los valores y las formas. Se olvidan de la formación de la persona. Por suerte para mi, en Tomás encontré mi guía tanto a nivel deportivo como personal. Tomás tenía entre sus muchas virtudes, dos por encima de todas. Una, que siempre te preguntaba miles de cosas para intentar conocer mejor al jugador y a la persona. La otra, es que siempre te escuchaba con una atención increíble. Le encantaba esos momentos con el jugador.

  Como entrenador era (digo era porque ya está retirado de este mundo, por desgracia) duro, muy duro. Siempre con la exigencia máxima. Era muy contundente y claro con sus jugadores. Nunca engañó a nadie. No como aquellos entrenadores que te dicen "sigue entrenando duro y ya verás como juegas" o cosas por el estilo, y que al final te sientes amargado porque ni juegas ni te sientes motivado. Él en el sentido deportivo, nunca te decía lo que uno quería oír, si no lo que realmente pensaba. Te exigía y te daba siempre muchas oportunidades. Luego era el jugador el que decidía cogerlas o desaprovecharlas. Pero oportunidades, siempre las dio. Luego, tenía una característica única. Al jugador joven que se dejara la vida entrenando, lo metía de golpe con el primer equipo a jugar. Y digo a jugar, no a meterle unos segundos, si no a jugar casi todo el partido.

Sus grandes consejos seguirán siendo escuchados.

  Tomás era (como yo) un asiduo de las charlas casi diarias a sus jugadores. Sé que a algunos de los entonces mis compañeros, como les pasa a algunos de mis jugadores, esas charlas podrían ser pesadas. Pues a mi me encantaban. Eran como esa siesta de verano después de ir a la playa por la mañana, que si no las haces, no eres persona por la tarde. Es más, yo siempre que podía, si el entrenamiento empezaba a las 20h, yo aparecía por la piscina alrededor de las 19h sólo para poder hablar con él de lo que fuese, porque lo mejor de todo era que hasta la hora de comienzo del entreno, menos de waterpolo, hablábamos de todo. Una pasada.

  Lo que más me gustaba es que siempre diferenciamos la relación que teníamos fuera y dentro del agua. Recuerdo un día, que entre las muchas lecciones que siempre me dio, la de mi último año en Horta. Yo aquel año fui el máximo goleador de Primera División y por entonces, llevaba una serie de partidos con una racha increíble de cuatro, cinco y hasta seis goles por partido. Me sentía el amo y pensaba que el equipo ganaba gracias a mi (yo no lo decía pero Tomás veía que yo estaba perdiendo la humildad, tan importante para trabajar en un equipo), así que el viernes antes de jugar contra el Hospitalet, el segundo mejor equipo de la liga por entonces, llegué al entrenamiento un minuto tarde, no dos, si no un minuto tarde. Tomás me preguntó el por qué de mi retraso y yo que no había tenido un buen día, le corté con un "cosas mías". En ese entrenamiento en el habitual hombre de más/menos me puso en el equipo de los teóricos titulares. Todo iba correcto por el momento. El sábado empezó el partido y con enorme sorpresa para mi, no empecé de titular. Pensé "es normal, Rubén, muy creído lo tienes y además llegas tarde y contestas mal. Olvídalo y enseguida vas al agua". Durante todo el partido fuimos por detrás, uno o dos goles y los minutos iban pasando. Yo me decía a mi mismo que tarde o temprano me tendría que sacar por narices. Y así lo pensé hasta que acabó el partido con empate a 11 y no había jugado ni un segundo. En toda mi vida, nunca me había pasado ni me pasó luego eso. Después de la charla en grupo, me acerqué a él y le pregunté el por qué de no jugar. Tomás me contestó que en la vida no todo es entrenar y jugar muy bien. Había que aprender y pulir unos valores de compromiso, humildad y compañerísmo, que eran imprescindibles para nuestro futuro. Ah, y que un equipo por muy bueno que sea uno, nadie es imprescindible. Gran lección me diste. ¡Gracias!.

  Cierto que con Tomás, aunque siempre estuvimos peleando por los puestos de arriba, nunca conseguimos ninguna liga ni medalla en Campeonatos de España, pero no es menos cierto que siempre lo hizo con equipos muy jóvenes y apostando fuerte por ellos. Fue él quien apostó y pulió a Dani García, a Raúl García (Mefroto), a David León, a Juamba Álvarez, a Octavi Martínez, a Xavi García o a mi. Todos jugadores luego de División de Honor. Marc Hernández y Marc Comas en su año de cedidos, también pasaron por sus manos.

  Tendré en un futuro los mismos años que el Capo, 135, y siempre recordaré y diré bien alto, que gracias a Tomás, mi vida obtuvo un gran sentido en el momento oportuno, cuando yo no tenía claro el camino a seguir. Intento siempre recordar sus consejos y enseñanzas, para poder ponerlas en práctica con mis jugadores.

  ¡Gracias maestro!

PD; Por cierto, maestro, desde que no entrenas.....¡ESTÁS ABURGUESADO!