lunes, 20 de marzo de 2017

La desgracia del waterpolo: Tomaduras de pelo y nuevas posibles reglas.

  Empiezo a "des-cegarme" de un deporte llamado waterpolo en su vertiente del más alto nivel. Después de estar 20 años a todo trapo con doble entrenamiento de lunes a viernes más los partidos del finde, es ahora en mis primeros meses "inactivo" cuando tristemente confirmo lo que ya sabía, pero que me negaba a creerlo del todo. Y esto no es otro que admitir que el waterpolo es un cachondeo de padre y muy señor mío.

  ¿Por qué se dejaron morir tantos equipos españoles por la absurda norma de tener que jugar en 30 metros? ¿Por qué otros equipos han tenido que hacer esfuerzos titánicos, sobre todo económicamente, para poder seguir jugando en las divisiones de honor (no sólo esto ha pasado en España)? ¿Por qué varios equipos han tenido que jugar tantos años en el exilio con gradas vacías para seguir con su sueño de jugar con los mejores? ¿Y por qué otros equipos han tenido que pelear contra viento y marea para que les construyeran una piscina de 30x20m, si al final se va a jugar en otra distancia?

  Tengo bastantes amigos que han abandonado el waterpolo en estos últimos años. Unos, la mayoría, por motivos familiares al ser incompatible un segundo trabajo (por las tardes y todo el fin de semana a veces) con el bienestar y conciliación familiar (mujer/hombre e hijos). Otros lo han dejado por necesitar tiempo para sí mismos (sí, tiempo, eso que a veces no se valora y que en cambio avanza a toda prisa por nuestra vida sin darnos cuenta de nada), ya que como en los casos anteriores, el waterpolo es su segundo trabajo, aparte del principal y el que les da de comer. Incluso los hay y no son pocos, que lo dejan por sentirse muy mal pagados por hacer hacer lo que más les gusta, el waterpolo (que te paguen 200, 300 o 400 euros por tenerte "encerrado" todas las tardes y los fines de semana, tiene un pase cuando eres muy joven pero no más tarde). También tengo algunos que siendo profesionales (este país de pandereta no saber valorar a los profesionales del deporte, si exceptuamos la élite del fútbol, algo de baloncesto y alguna estrella perdida de otro deporte), se han decepcionado tanto por su sueldo, el espacio de entrenamiento del que disponen, los problemas con los que tienen que lidiar día sí y otro también, el poco tiempo para uso familiar y propio, etc, que al final han acabado por irse a trabajar a otra cosa, que aunque les disgusta en profundidad su nueva profesión, al menos les da un sueldo mucho mayor y un tiempo precioso para vivir y disfrutar junto a su familia. Y todos, absolutamente todos me han dicho lo mismo. ¡Hay vida y qué vida después del waterpolo!. Los hay incluso que me comentan que "salir" del waterpolo es lo mejor que les ha pasado en la vida. ¡Y muchos de ellos eran unos auténticos locos del waterpolo!

  ¿Os acordáis de aquella mítica canción de Loquillo "Cuando fuimos los mejores"? Perfectamente es una canción que se podría extrapolar al waterpolo. Lo que éramos y lo que quieren en que nos convirtamos. Las nuevas reglas que se quieren implantar (a expensas de su aprobación definitiva) a corto plazo no se puede entender si no es como una tomadura de pelo. El fútbol nunca cambia y ahí está, siendo el deporte preferido por millones de personas. El baloncesto y el balonmano ven nuevos y muy pequeños cambios cada mil años y gusta a la gente. El tenis más de lo mismo. Pero en cambio nosotros vamos a modificar reglas porque si no nos echan (como deporte) de los Juegos Olímpicos. Siempre la misma cantinela. Hay demasiados participantes en los Juegos y el waterpolo parece que no interesa. Cosa que por otro lado no me sorprende. 

  Lo de las dimensiones de la piscina me mata. ¿Nos vamos a dar cuenta ahora que en una piscina de 25m se va a ver más waterpolo que en una de 30m? ¿Para eso se han cargado tantos equipos en estos últimos años? ¿No sería más lógico dejar que cada uno jugase en las dimensiones que desease, si con ello va a llenar en muchos casos las piscinas de espectadores?

  Dicen que buscan espectáculo y más goles con piscinas  más cortas, posesiones y superioridades númericas igual de cortas, plantillas de 11 jugadores en vez de 13, un jugador menos en el agua y la pelota más pequeña. Digo yo que si realmente se busca el espectáculo que metan un caiman durante el partido, y así durante el mismo a cada ataque del "bichito" se produciría un suspense/pánico brutal tanto en público como en jugadores, entrenadores y árbitros, y además podríamos atraer a las casas de apuestas a nuestro mundo. El espectáculo que tendría que ser por ejemplo ver a Perrone irse de contra y cuando se dispusiese a lanzar, que el "bichito" le arrancase el brazo. Brutal. 

  Ya en serio quizás habría que "reeducar" a los entrenadores para que dejasen ser tan defensivos la mayoría de ellos, y se olvidasen de jugar siempre hasta el último segundo de posesión. La falta de atractivo de nuestro deporte no solamente se atribuye a la falta de televisión, patrocinadores o "jefes" ineptos, sino que a un juego no veloz (el inconveniente del agua) le añadimos el aun ralentizar más el juego. Lo de las superioridades más cortas me parece un ataque al trabajo táctico y de juego en equipo, a la vez que facilitar más el trabajo defensivo al tener cinco segundos menos que defender. Lo de meter 11 en vez de 13 jugadores en el acta me parece un disparate brutal. Considero esta una norma perfecta para los equipos con poder económico importante, a la vez que un suicidio para aquellos equipos que trabajen la cantera, e incluso para aquellos que tenga dinero ya que así van a desatender más a sus jóvenes promesas. Si ya nos encontramos a muchos jóvenes que lo dejan antes de tiempo a pesar de su calidad, ¿que no harán otros muchos si ven limitada su presencia en el primer equipo?. Donde parece por lo que leo que no van a modificar, es sobre jugar con un jugador menos en el terreno de juego, cosa que me alegro porque entonces eso de waterpolo tendría bien poco, y se debería empezar a llamarle otro nombre. Y lo del balón más pequeño también parece que no se va a producir, ya que se los porteros podrían llegar a extinguirse poco a poco. 

  Y digo yo que esta gente que vive tan bien a costa del waterpolo, dentro de sus interesantísimas reuniones para elegir al nuevo Papa, bien podría modificar la regla de las nacionalizaciones, y acabar con otra gran tomadura de pelo. Y puedo entender y comparto 100x100 que si uno nace en un sitio sin tradición o sin posibilidades deportivas al más alto nivel, se nacionalice en otro país....una vez. Por ejemplo es entendible que Perrone (de Brasil a España), Echenique (de Argentina a España) o el gran Iván Pérez (de Cuba a España) lo hagan. Lo contrario sería injusto. Incluso veo bien que jugadores de grandes potencias se vayan a jugar a otro país, siempre y cuando no hayan entrado en la selección de origen, tipo Sziranyi (de Hungría a España). Aquí doy ejemplos españoles pero hay muchísimos más por toda Europa. Lo que es un escándalo es el ahora aquí y luego allá, para luego volver aquí de nuevo, e incluso irme otra vez. Dicen ahora que Georgia quiere nacionalizar a Baraldi y Luongo que ya estuvieron en campeonatos importantes con Italia (y dicen que no quieren nacionalizar en total a más de cuatro, cuando ya tienen en sus filas a otros tres). Dicen que Echenique para Italia como quizás Molina. Y que Perrone otra vez aquí. El mejor jugador zurdo francés, Crousillat, se hizo montenegrino (hasta ahí bien) para luego volver. Lo de Soro con Brasil mejor lo omito. Dicen que Delgado podría "volverse" español. A ver señores...¿esto es poco serio, no? Este tema me supera y entiendo perfectamente que el jugador debe aprovechar sus recursos, pero para ello creo más en el trabajo de las federaciones de cara a mantener a sus jugadores, con las mejores condiciones posibles. 

  A pesar de todo esto y de ver que el waterpolo va por unos derroteros que no me gustan, aún me apasiona y sueño con reventar el mercado dentro de unos cuantos años, haciendo algo diferente a lo establecido. Mi "sensei" me dijo un ya lejano día "no te aburgueses nunca", frase la cual la tengo marcada a fuego en mi interior. Os aseguro que he intentado por activa y por pasiva, por este lado y por el otro, de intentar llegar a sitios para cambiar esto que veo que tan poco gusta a casi nadie, y de la que tanta gente está enfadada y decepcionada. Sin embargo todavía no tengo la fuerza ni apoyos suficientes para hacer tal cambio. Amén de la gente, que es mucha, que sí se ha aburguesado desgraciadamente. Cosa que por otro lado bien entiendo, porque tengo constancia que ya lo intentaron (algunos) en su día sin poder cambiar nada.

  A día de hoy deportivamente (a nivel familiar soy muy pero que muy feliz) tengo preparados dos epitafios a mi muerte: uno sería "aquí yace un verdadero apasionado del waterpolo...uno de los muchos que hubo en su día y los cuales nunca pudieron hacer nada en contra del poder establecido, los cuales llevaron a nuestro amado waterpolo a la mayor clandestinidad posible". El otro me lo guardo para mi.