lunes, 24 de enero de 2011

Carlos Rueda, "El Capo".

 

Nombre: Carlos Alberto Rueda Bustamante.

Alias: El Capo.

Nacionalidad: Colombiana.

Edad: Desconocida.

Domicilio: Desconocido.

Profesión: Negociador.

  Lo sé, estáis aterrorizados. Estoy seguro que habéis visto esa foto colgada en cualquier comisaria de policía o aeropuerto. Es uno de los delincuentes más buscados por la CIA, FBI y la Policía Local de Pozuelo de Alarcón. Yo desde que lo conocí hace ya más de cuatro años, no duermo por las noches. No puedo hablar, corro peligro. Esa mirada fija y esa sonrisa perpetúa me dan pavor. Lo último que siempre me dice es "Cuídese". ¿Será esa palabra un aviso?.

  "El Capo" es uno de los nuestros. Es un tipo genial, único, independiente y muy, muy inteligente. Domina a la perfección el inglés, el francés, el castellano y el colombiano. Ingeniero de profesión y waterpolista de vocación. Carlos es un viajero a la antigua usanza. Hoy en Portugal, mañana en Alemania o Austria y pasado en Venezuela. Posee la doble nacionalidad conseguida gracias a las gestiones de Ivan Zipancic (otro de los nuestros). "El Capo" tiene la misma edad que el Papa Benedicto XVI pero un alma de un niño de ocho años.

  Carlos es de esas personas que uno merece conocer y yo tengo esa inmensa suerte. Me encanta verle venir a entrenar, y más aún hablar con él de cualquier cosa. Me aporta cosas muy interesantes para mi desarrollo como persona. Raro es el día que o antes, durante o después del entrenamiento, no nos echemos unas risas por cualquier cosa. Conocí a Carlos hace cuatro años cuando empezó la historia del Waterpolo Turia en Primera División. Vino de la nada y apareció en Nazaret un día de octubre, a poco de empezar la temporada. Vino a ayudar y a seguir disfrutando del waterpolo. Ese mismo día de su presentación me dijo "Y ante todo, darle las gracias por la oportunidad y se lo demostraré con puntualidad y asistencia". Y así ha sido durante estos años, eso si, si consideramos que la asistencia se refiere a dos días semanales y la puntualidad al desfase horario con su patria colombiana, pues si, ha cumplido. Así que desde su andadura con nosotros, Carlos de manera muy subliminal siempre me engaña. Cariñosamente, pero me engaña. E incluso me lo paso bien, la verdad. Un día a principio de conocernos, un martes, me llamó por teléfono diciendome que llegaría en cinco minutos a entrenar. Pensé, "que atento este hombre, son las 19.50h y me avisa que se ha retrasado". Y así fue, cumplió su palabra y llegó a las 19.55h, sólo que había un pequeño matiz ..... llegó el viernes, ¡dos días después!. Evidentemente cuando llegó le eché la bronca y entonces me dijo "Cuídese". Mensaje captado, jeje. Así que desde entonces tenemos una gran relación, él me miente sobre si va a venir o no y a que hora, y yo hago que me lo creo. Esta concesión sólo la tengo con "El Capo", es diferente porque es único.

  Cuando vino, Carlos jugó de boya y así estuvo todo el año que duró la liga. Descendimos. Ya en segunda, vuelta de tuerca y a marcar al boya. Espectacular su año. Ascendimos. El año pasado, con el equipo de nuevo en Primera, Carlos jugaba y juega, en el B, nuestro segundo equipo, pero aún así nos ayudó en tres partidos con el A para poder consolidar la segunda plaza y con ello, poder jugar la promoción a División de Honor. Ahora ya sólo en el B, ayudando a los más jovencitos a madurar y ha vuelto a sus orígenes, a la posición de boya. Sigue disfrutando.

Pedazo de equipo. Campeones de Segunda Nacional.

  Una de las situaciones donde más disfruto de "El Capo" es en los partidos de entrenamiento entre nosotros. Me pone a todo el equipo marcando. Nada fuera de lo normal si estamos hablando que cuando Carlos era joven y jugaba en Colombia, solía llevar alfileres en su bañador para utilizar sólo en momentos de urgencia. Me gustaría saber cuanto tiempo duraban esos momentos .... "¿5 minutos, Carlos?". Pues bien, los atiza a todos pero lo mejor es que lo hace sin darse cuenta (a mi ya no me engañas, jeje). Así que cuando uno le devuelve un golpe viene lo mejor. Dice algo en un colombiano arcaico, golpea su puño derecho en su palma izquierda, ladea la cabeza hacía un lado y se sumerge hacía su víctima. Durante los cinco minutos siguientes, dejo jugar,jeje.

  "El Capo" es un ejemplo para todos nosotros, para mi el primero. Tengo envidia sana de él. Disfruta de algo que yo no puedo hacer. Yo siempre quise jugar hasta los cuarenta años o más, y poder disfrutar de mis últimos momentos como jugador, en mi caso, en Horta, mi club de pequeño. Echo mucho de menos jugar pero cuando los proyectos y por ende, el colectivo te reclama, lo individual carece de sentido. Por ello, cuando veo al Capo jugar, me imagino en su lugar y yo de esta manera también disfruto.

Y sin amenazada.
Yo de mayor quisiera ser como "El Capo". Siempre se lo digo. Ojalá te tengamos para muchos años ... "Cuídese".


Pd; Si le decís que venís de parte mía, os hará un gran descuento.

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jueves, 20 de enero de 2011

Albert Salvatierra, o simplemente, "Chichi".




Otro sueño, jugar contra Estiarte.
Podría hablar de Salvatierra (me encanta como suena este apellido) horas y horas, y seguramente este post no tendría nunca fin, así que intentaré minimizarlo al máximo aunque será difícil dado el enorme cariño que tengo hacía este gran amigo, al que igual le llamo Albert, Salvatierra o "Chichi".

  Sin duda con Salvatierra he tenido el privilegio de compartir dos años maravillosos, tanto deportiva como personalmente. A nivel deportivo porque los dos cumplimos a la vez el sueño de debutar en División de Honor. Fue con el Poble Nou. A nivel personal porque aparte de la gran compenetración que teníamos el uno con el otro en el agua, fuera de ella iniciamos una relación de amistad enorme. Pasamos muchas horas juntos en aquellos dos años llenas de experiencias y anécdotas. Más tarde nuestros caminos se separaron, pero once años después de haber jugado juntos por última vez, puedo afirmar que nuestra relación sigue siendo igual o más fuerte que entonces.   Conozco a Albert desde que jugábamos en infantiles ya que él es del 77´ y yo del 78´. En esa época él ya era igual de grande que ahora y yo un enano insignificante de metro y medio. Raro era el año que Horta y Premià no coincidiéramos en el mismo grupo y además en el de arriba. La generación 77´78´ en Horta (David León, Juanba Álvarez, Raúl García, Toni Puig, Dani García (79´) y yo)  dio para muchos años de buen waterpolo y por ende poder luchar con los mejores. Lo mismo de la mejor generación que ha dado nunca Premià, 77´78´ y que tantas tardes de gloria dio (Albert Salvatierra, Edu Arias, Albert Llistar y su hermano Carles). Y así fue, desde infantiles hasta el primer equipo. Salvatierra era la clave de aquel equipo, sin duda. Era un boya espectacular. Jugador duro pero muy inteligente y técnico. Seguramente con la finalización en la boya más rápida que yo recuerde nunca en este país. Su revés era demoledor. Y durante toda la vida "Chichi" fue todo un goleador, mientras le dejaron jugar en su posición natural. Más de 50 goles por temporada en Primera División siendo ya juvenil pequeño hasta que dio el alto a la máxima división.

La mejor generación de Premià.

  Albert sólo tuvo un pequeño inconveniente con el waterpolo toda su vida, había que nadar y en División de Honor, más. Seguramente si hubiese escogido balonmano en vez de waterpolo, hubiese triunfado más en el mundo del deporte. Hubiese sido un pivote a lo Rolando Urios, sólo atacaría y al perder el balón, alguien le cambiaría para evitarle defender y correr más.
Recuerdo un lunes por la mañana en nuestro primer año en Poble Nou, que tocaba nadar 4x400 (bueno, todas las mañanas de todos los lunes, de todas las semanas, de todos lo meses, teníamos esas famosas series) con salida cada 6´ y llegada a menos de 5´, todos los jugadores menos uno que no estaba obligado. ¿Sabéis quién? jeje. Albert solía hacer sufriendo sus mejores tiempos en estas series en 5´45" cuando estaba en Premià. Sabiendo que en División de Honor había que apretar más, en Poble Nou bajó hasta unos "formidables" 5´20". Ignacio Lobera "Lobo", compañero nuestro por entonces, bautizó días antes a Salvatierra de manera cariñosa como Mel "Hamburguesa" Thurpin, aquel extraordinario jugador americano  que jugó en los mejores años del CAI Zaragoza de baloncesto, que tenía por contrato no pesar nunca más de 135kgs o se le podía rescindir el contrato de manera unilateral por parte del club. Albert evidentemente nunca pesó tanto pero no le hacía mucha gracia ese apelativo, así que ese día, justo segundos después que "Lobo" le llamase de esa manera delante de todo el equipo (aclaro que "Lobo" y Albert se llevaban y se llevan de lujo), me miró y me dijo, "se va a enterar este ahora". Dani Esforzado que estaba también en nuestro equipo, le dijo "Chichi, tú a lo tuyo" a lo que Albert contestó de nuevo, "no,no, se va a enterar". Quedaba sólo 10" para empezar la primera serie y "Lobo", Esforzado y yo, ya nos estábamos muriendo de risa. Uno detrás de otro ibamos llegando a la pared al acabar la primera serie, todos por debajo de 5´ y de repente oímos a Xavi Julià decir "¡¡Chichiiii, 5 minutos, increíble!!". Aplausos, vítores y elogios, todo para Albert que no sonrió ni hizo mueca alguna de felicidad. Julià le preguntó acto seguido "Chichi, ¿estás bien?", a lo que Salvatierra contestó "Estoy fuerte". En ese instante miré a Salvatierra y sólo vi una cara desencajada como hacía años que no veía a nadie. Estaba claro que en la segunda serie lo iba a pasar realmente mal. Tanto, que sólo duró una piscina más, 25 metros. Salió como pudo del agua, se tumbó en el suelo y así estuvo media hora con su famoso ventolín como único aliado. Creo que en la vida he bebido tanta agua como tragué aquel día, de las risas que me pegué gracias a Chichi. Ese día Chichi aprendió una gran lección. No retar nunca a un veterano curtido en mil batallas porque se las saben todas para pasar un buen rato.

  A los dos años Salvatierra se enfrascó en la aventura alemana enrolándose en las filas del Eslinggen de la máxima división, donde antes había estado Garay y Javi Zabalza. Estuvo dos años donde disfrutó de otro waterpolo, otra cultura y aprendió otro idioma. De esta aventura quiero remarcar un dato que creo que nadie conoce y que él, porque le conozco bien, nunca contará, ya que ante todo es humilde por naturaleza.
Su primer partido fue el derbi local, contra el Cannstatt, tercer mejor equipo por entonces en Alemania, ante la friolera de 800 personas (lo que suele haber en nuestro país, en cada piscina de cada jornada). Empataron a ocho y nuestro amigo metió cuatro goles, pero lo mejor es que fue elegido el MVP de aquel partido. No lo digo yo ni siquiera él, lo dijo la crónica en su día de la web WATERPOLOWORLD.
Después de Alemania, a Larraina y finalmente a Mataró antes de volver y acabar en Premià, cuyo último partido suyo coincidió con nuestro ascenso a la Primera División. Si es que "Chichi" siempre está en mis buenos momentos,jeje.

  Albert y yo nos contábamos todo y aprendíamos cosas el uno del otro. Él es de pueblo, yo de ciudad, somos dos polos opuestos que se entendían a la perfección y, esa unión alcanzaba cotas pirenaicas del viernes por la mañana hasta el sábado por la noche. Viernes mañana entrenamiento, luego comida en el Miguelo "el XIKI" (pedazo de hombre al que le haré un post como se merece), merienda también ahí o siesta en casa de Carlos Bellón, y a la charla de Gasch, típica del viernes para preparar el partido (anda que no nos hemos reído con esas charlas). Partido el sábado por la tarde y cenita. Luego, Trocito y a veces, Back Fire,jeje. Y como no, rematando todo ello con los suculentos bikinis (de jamón y queso) con Dani Orts en la churrería de la estación de Sants.  ¡¡Qué tiempos!! ¡Deberíamos recuperar alguna noche de aquellas!
Por cierto, yo solía peinarme con gomina siempre antes de ir a cenar y Salvatierra lo primero que siempre hacía, era decirme "¡¡Rubéeen!!" y despeinarme. Es lo que tiene ser de pueblo, tienen estas cosas.


  Finalizo con las dos cosas que me enseñó con fervor, mi gran amigo. La primera es que el equipo siempre está por delante del yo. Uno no es mejor por meter más goles que nadie si luego el equipo no gana. Te agradezco un montón esa insistencia conmigo. La otra, más divertida, "Chichi" me enseñó como ir al lavabo sin tener que atravesar una marabunda de gente, pero eso ya es otra historia.


Sentando cátedra desde los banquillos.

Pd: Si todo va bien, en julio volveré a ser tío, esta vez por parte de mi hermana. Otro chico para la familia y compañero de juegos de Hugo. No saben si ponerle Rubén Darío o Darío Rubén. En todo caso, todo un detallazo por su parte. Es broma, Eric me gusta mucho más.

miércoles, 12 de enero de 2011

Don Salvador "Chava" Gómez, la leyenda.

Recuerdo con nostalgia mis ídolos de la infancia. Uno de ellos era el equipo de baloncesto del Barça de aquellos tiempos (Epi, Sibilio, Solozabal y el gran "Atomic Dog" Audie Norris).  Dirigidos por Aíto García Reneses, ese equipazo daba espectáculo allá por donde iba. Al menos hasta que un día se encontraron con aquellos jovencitos balcánicos de la Jugoplastica de Split, comandados por el grandioso Toni Kukoc. Hasta tres final four ganaron los balcánicos en detrimento de aquel maravilloso Barça. Ese equipo y Pelé, fueron mis primeros ídolos. A Pelé evidentemente nunca le vi jugar en directo, pero como comenté en el post de presentación, el futbol me encantaba y la selección brasileña de fútbol me fascinaba. Siempre al ritmo del buen juego y claro, Pelé era el mejor de todos los brasileños. Aún guardo en una vieja caja muchas cintas VHS de películas, goles y partidos de Edson Arantes Do Nascimento, Pelé.

Todo cambió en aquellas gélidas madrugadas de primeros de enero de 1991. Se estaba jugando el Mundial de Waterpolo en Perth, Australia. Recuerdo tirarme todas las madrugadas que duró el Mundial sin dormir, esperando los partidos por la 2. España perdió la final por uno ante Yugoslavia y Chava lanzó fuera un revés casi al final del partido, que bien pudo significar el empate. Esa noche perdieron pero aquellos jugadores ascendieron al Olimpo de mis ídolos. Alucinaba con todos los jugadores pero especialmente con Manel, Chava y Jesús. Disfruté con absoluta pasión durante siete años más con aquella brillante generación que culminaría en el 96 con la Olimpiada y en el 98 con el Mundial.  Por entonces yo me encontraba jugando todavía en Horta (Barcelona) y soñaba poder jugar algún día al lado de alguno de esos monstruos. Quería saber de cerca el porqué de su grandeza y como uno llegaba a ser un número uno.

En septiembre del 2003 se cumplió mi sueño, Chava venía a jugar a Valencia y por fin íba a poder jugar con un número uno. Yo siempre he tenido a Chava como uno de los tres jugadores,sin contar a Jesús, más grandes que nos ha dado nuestro deporte.


Con Chava he tenido la suerte de compartir cuatro fantásticos años y he podido ver de primera mano como se llega a ser tan grande. Evidentemente que las condiciones físicas que tiene para este deporte son casi perfectas (puede dar gracias a SAN ELEGIR BIEN EL DEPORTE de haber hecho waterpolo, porque el que le haya visto jugar a fútbol o a baloncesto, sabrá de que hablo). Don Salvador para los más jóvenes cumple a la perfección el decálogo del excelente jugador: Siempre puntual, disciplinado, sacrificado, ambicioso y respetuoso. Chava siempre ha sido el primero en tirarse al agua y el primero en tirar las series, cuanto más duras, mejor. Siempre a tope, sin dosificarse. Ha sido un líder en el agua, siempre aceptando el rol que le exigía el entrenador. Nunca le vi anteponer su éxito personal antes que el éxito colectivo. Era una delicia ver a Chava jugar los partidos pero para mí, la esencia la daba en los entrenamientos. Y es aquí una de mis máximas que intento transmitir a mis jugadores. Se juega como se entrena. Ver a Don Salvador lanzar en las series de balón y observar como Dani Sullá (un fenómeno para mí y muchos en la portería) no le paraba ninguna, era espectacular. Y así durante cuatro años donde siempre cumplió hasta el final.

Me encanta poner a Chava como ejemplo para mis jugadores. Siempre les digo "¿quieres ser un gran jugador? Pues escucha lo que te voy a contar de Chava".
Ahora que soy entrenador y un  loco de la perfección en todos los ámbitos de nuestro deporte, quiero destacar que Chava me ha dejado un legado maravilloso que ni él sabe de qué estoy hablando. Me refiero al enorme repertorio de acabados que puede llegar a realizar un boya. No he visto nunca a ningún boya en veinte años con tanta técnica ni precisión en sus ejecuciones. Así que gracias a él mi trabajo con mis boyas es mucho más fácil.

De Chava guardo una anécdota para mi muy divertida durante la temporada 2003-04 creo recordar. Jugábamos en Martianez. A mi personalmente nunca me ha gustado jugar en esa piscina (resalto que espero y deseo que los canarios sigan durante muchísimos años con los mejores. Se lo merecen. Especialmente por Juanpa) . Siempre hace frío, hay viento y el agua está helada. Y yo con el frío no puedo, me mata. Es el típico partido que o entras enseguida en la rotación del entrenador o muy mal lo tienes. No recuerdo haber hecho un partido digno allí en mi vida, y el de ese año no iba a ser la excepción. Ataca Martianez para empatar al principio de la última parte. Yo me encuentro, como no, en el banquillo muerto de frío con un albornoz por encima. A mi derecha Valero y Ayas (dos compañeros por entonces del equipo). A la derecha de Ayas, el segundo entrenador, Vitaliy, y a la derecha de este, Colet, por entonces el entrenador. Nos jugábamos mucho en ese partido. Acto seguido excluyen a Chava y este se dirige a la zona de exclusión por detrás de la portería defendida por Dani Sullá. Hasta ahí todo normal. ¿Recordáis las enormes redes situadas detrás de las porterías para que no se vaya el balón lejos? Llegan casi hasta el fondo de la piscina y son una trampa mortal. Y sino preguntárselo a Chava. Empieza a mover el hombre de más, Martianez, a la vez que Chava se enreda con la red. Martianez mueve y mueve el balón cada vez más rápido. Chava cada vez se va enredando más y más. Alberto pasando del partido, ve a Chava y nos avisa a Valero y a mi y nos empezamos a reír a escondidas. Martianez lanza y al palo pero recogen el rebote, la mesa levanta la banderilla azul pero Chava no es que no salga, directamente aún no está ni en la zona de exclusión. Sigue a lo suyo con la red, cada vez parece más un atún que un jugador de waterpolo (algún día os contaré la maravillosa historia de un segundo entrenador de waterpolo, que compagína nuestro maravilloso deporte con la caza al atún en verano, con una pequeña barca y un punzón...algún día). Vuelve a lanzar Martianez una y otra vez, ambos lanzamientos bien parados por Dani Sullá, pero de nuevo el rebote para los canarios. Colet se vuelve loco y empieza a chillar "¡¿pero dónde está Chava, dónde está Chava?!. Así tres o cuatro veces. En el agua Sullá se vuelve loco porque no entiende nada. Ve que la mesa ha levantado hace rato la bandera pero la defensa hace aguas. Valero, Alberto y yo, ya no aguantamos más y empezamos a llorar de risas a carcajadas. Vitaliy empieza a insultarnos a los tres, Colet a punto de un ataque de ansiedad y Chava, cincuenta segundos después de su exclusión, logra aparecer por la zona de reentrada. Un segundo antes, Martianez al cuarto lanzamiento logra el gol. Empate. Al final ganamos. Bueno, Chava metió dos goles al final que nos dió un triunfo sufrido. Yo no jugué ya en ese cuarto. Estuve hasta media hora después del partido, sin parar de reírme. Chava que es un crack de los pies a la cabeza se partió de la risa con nosotros en las duchas. Un tío que sabe reirse de uno mismo, no tiene precio. Cualquier otro crack nos hubiera mandado a paseo.

Chava fue una leyenda como jugador, ahora intenta lograr lo mismo como entrenador. Si es capaz de lograr una décima parte solo de lo que fue como jugador, podríamos estar hablando del próximo Ratko Rudic.

Lo dicho, fue un verdadero placer jugar y compartir experiencias con el mejor, con Don Salvador "Chava" Gómez.


miércoles, 5 de enero de 2011

Rudá Franco. El bombardero brasileño.

No tengo un orden establecido sobre quien voy a escribir antes o después. No por escribir antes de TAL que de CUAL va a significar que considero a TAL mejor que CUAL. Ni mucho menos. Sólo que el momento de cada uno llegará cuando sienta la necesidad que me haga escribir sobre él.  Sólo así disfrutaré como se merece la ocasión. Salvo en una ocasión, en esta ocasión.
Me apetecía mucho que Rudá fuese mi primer personaje. Siento una tremenda admiración hacía él. Soy de los que piensan que cada uno guía su destino pero que de vez en cuando es este el que te busca. Eso me pasó con Rudá. Hace tres años estando en Madrid en el curso auxiliar de entrenador de waterpolo, conocí a una persona encantadora como pocos, André Avallone, actual entrenador del equipo femenino del St.Andreu de División de Honor. La semana anterior al curso me encontraba negociando con un brasileño sobre la opción de venir a Valencia a jugar en el Turia. Pero antes de darle el visto bueno, necesitaba la opinión como mínimo de dos personas que me diesen buenas referencias del mismo. Casi siempre lo hago así cuando voy a buscar a alguien. Primero me documento sobre el jugador y saco mis propias conclusiones. Si me gusta y me convence voy a la segunda parte. Necesito que me digan algo que yo normalmente no puedo saber y siempre les hago la misma pregunta, "¿Pero, es buena persona?". Lo digo sinceramente, me importa un comino si uno es un jugador excepcional. Tiene que ser buena persona ante todo. Ganar no lo es todo y más en un deporte como el nuestro, donde el sacrifício y el esfuerzo no están compensados ni en materia económica ni en reconocimiento público. Además, yo lo que busco es unidad en el equipo, respeto, compañerísmo, humildad. Voy a trabajar como mínimo un año con cualquier jugador, que mínimo que estar a gusto con él.

Cuando digo que el destino a veces te busca es porque André, entonces en la Barceloneta, debía haber hecho el curso la semana anterior en Barcelona. Se despistó y gracias a ello tuve la oportunidad de conocerle. Enseguida observé que sabía mucho de waterpolo y para mi fortuna, era brasileño. Perfecto, me podría dar una opinión de primera mano sobre mi posible jugador. Pero en vez de ello, solamente me hablaba de otro brasileño que acababa de llegar a Barcelona en busca de una oportunidad. Me decía que era un jugador joven, por hacer, pero con mucho futuro si se le sabía trabajar. Además me reiteró que se trataba de un chaval muy humilde que hacía un tiempo que había perdido a su madre y por ello si me decidia por él, que lo cuidase mucho. Dani Sullá y Dani García, dos buenos amigos y con muchas tablas en esto del waterpolo, no dudaron en aconsejarmelo cuando les pedí referencias del brasileño. Ese brasileño en cuestión era Rudá Franco.

Bueno, bonito y barato. ¿Cuántas veces habremos escuchado esa monserga sin llegar a creernóslo del todo? Pues con Rudá esa frase se queda corta porque el dichoso brasileño era muy bueno, muy bonito, y cuando digo bonito, digo bonito por dentro, de corazón. Y barato, muy barato.

Rudá es el jugador que todo entrenador desea tener en su equipo. Es un lider, trabajador, puntual, disciplinado, educado, sin una mala palabra para nadie, honesto, simpático, alegre. Y sobre todo, humilde, esa palabra que causa terror en muchos jugadores que viven endiosados sin ningún sentido. Aún siendo quizás el jugador más determinante de nuestro equipo en dos años, no hubo ni un solo día que el brasileño no pusiese dos corcheras y recogiese los balones después de cada entrenamiento. Y lo mejor de todo es que disfrutaba haciéndolo.

En el primer año, después de las tres primeras jornadas de liga a buen nivel, Rudá tuvo dos partidos muy malos. Uno de ellos en Moscardó. Estaba desanimado. Había arriesgado mucho en venir y él veía que no estaba del todo bien y no nos quería fallar por nada en el mundo. Estabámos en Castellón un domingo con los cadetes del club, e imitando a Florentino Pérez como hizo en su día con Zidane en un restaurante con una servilleta, le hice una especie de contrato-oferta por tres años más. En dos meses ya me había conquistado, ¿por qué esperar a que acabara la temporada? Al jugador hay que mimarlo siempre y especialmente en los momentos duros. Eso lo tengo claro. Ya hay otros momentos para meterles caña. Rudá me dió la mano, me dió las gracias y dijo que si.

Antes del verano, dos días después de la designación de Rio de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos de 2016, Rudá hecho un flan me dijo que se volvía a Brasil. Era consciente del pacto que hicimos en su día. Además nuestra relación era buenisíma. Es incontable la cantidad de buenas horas de charlas que nos hemos dado el uno al otro. Tenía y tiene, miedo a perderse esos juegos en su casa. ¿Qué le podía decir? Llegar a disputar una Olimpiada está al alcance de muy pocos elegidos y que encima sea en tu casa, no tiene precio. No tenía opción, desde Brasil las consignas eran claras. Además le pagan la universidad privada y tiene una beca como se merece. Me alegro mucho por él aún a sabiendas que perdí algo más que un grandísimo jugador.

A Rudá le tengo que dar las gracias por tres motivos. El primero y por partida doble, por confiar en nuestro proyecto en el Turia, y por ser hombre de palabra. Días antes de su primera llegada a Valencia, Rudá perdió también a su padre. Lo más normal hubiese sido no venir, pero lo hizo. El segundo motivo es por no guardarse nada para él, tanto deportiva como humanamente. Nos dió todo lo que tenía dentro. Nos dió amor y cariño. Y la tercera y última, le tengo que dar las gracias por haberme hecho disfrutar tanto como entrenador.

Eso si, Rudá, me debes una ..... tienes que volver a darme la oportunidad de volver a entrenarte. Lo sabes.

Un abrazo grande de corazón y mil millones de sonrisas.

Pd: Os recomiendo no apostarse nada con Rudá en un pulso chino (pulso del pulgar). Es imposible ganarle.

domingo, 2 de enero de 2011

Año nuevo, ilusión nueva. Empezamos!!

Me encanta el waterpolo. Cierto que llegué a este deporte por error hace ya más de 24 años, gracias a la proximidad de mi casa con la pequeña pero gran piscina de Horta (Barcelona). Y digo por error porque a mi lo que me gustaba era el futbol como a todo hijo de vecino. Bueno, el futbol, el baloncesto, correr, todo menos la piscina. Odio nadar, nunca me ha gustado. Es aburrido de narices. Y mis jugadores muchas veces se aburren en los entrenamientos porque les hago nadar mucho, jeje. Es lo que tiene entrenar en tres calles con 25 personas en una ciudad como Valencia, sin tradición, piscina propia, presupuesto, en definitiva, con todos los condicionantes negativos para conseguir cosas bellas. Algún día os hablaré de mis entrenamientos, algún día.

Hace ya algunas semanas que me surgió la idea de hacer un blog de waterpolo. Cuando se lo comenté a los chavales antes del partido contra el Mediterrani (fueron mis últimas palabras para preparar el partido), alucinaron y se echaron unas risas de las buenas. La informática y yo vivimos en mundos diferentes y saben lo torpe que soy frente a un ordenador. No deseo que éste sea el típico blog que suele haber por la red, ni que sea el más leído de todos los que hay. Busco algo diferente; una especie de diario de mi vida y todo lo relacionado con este mundo maravilloso. Es cierto que podría hacerlo de forma más íntima pero..me apetece compartirlo con quienes lo deseen.

¿De qué voy  hablar? Sencillamente, de lo que me apetezca aunque mi idea principal es hacer un pequeño homenaje a toda la gente que he conocido a lo largo de estos 24 años y a los grandes momentos que he vivido junto a ellos, algunos de manera muy directa y otros de manera más indirecta. Hablaré por supuesto de aquella gente de la que todo el mundo habla y sale en todos los blogs como Chava, Estiarte, el gran Jesús, Ballart, Lobo, Esforzado, etc.. También de jugadores menos conocidos como Salvatierra, Millán, Roberto López, J.López, etc. Todo el mundo habla de los primeros; de los segundos alguna que otra vez pero de quienes quiero hablar  son de aquellos desconocidos amantes de este deporte que bien merecen un reconocimiento público; el Capo, el Montenegrino y su brother Javi Colón, Pablete, Fury, Mefroto, Ginji, en definitiva de mis amigos y de mi equipo. También hablaré de mis entrenadores; Jané, Tomás, Signes,etc. de mis presidentes; Furió, Vidallach, el de Poble Nou ( cuyo nombre no recuerdo..). y por último, de los árbitros que son unos profesionales y merecen todo mi reconocimiento. Y supongo que irán surgiendo más temas, ya veremos.

Recordaré a jugadores que la gente parece haber olvidado como Itsvan Csaki y así cuando nos acordemos de él, aunque sea un segundo, ese pensamiento positivo seguro que le llega y le hace sentir mejor. El ser humano es muy egoísta, demasiado. Y yo con este blog, lo que pretendo por encima de todo, es devolver de alguna manera la amistad, la confianza y la lealtad que en algún momento alguien me ha dado, y eso para mi, no tiene precio.

Le dedico esta iniciativa como no, a mi  mujer y a mi hijo. A mi madre, a mi padre, a mi abuela, mi hermana, mi tía y mi primo, los cuales, pasen los años que pasen, siempre me apoyan por todas las piscinas. A toda la gente del waterpolo y en especial a mis jugadores que me soportan día tras día. Y a Vivallo, que me ha enseñado como va esto de los blogs. A todos, gracias. Espero que juntos disfrutemos de esta ilusión.